Todo ángel es terrible

Dice alguno de sus biógrafos que Rainer María Rilke concibió el primer verso de sus Elegías de Duino en plena calle, en medio de un ruido ensordecedor.

-¿Quién, si yo gritara, me oiría entre los coros de los ángeles?

A veces yo también tengo esa sensación, la de gritar y no ser oído, o la de estar hablando a los sordos, pero si eso me acerca a Rilke, tal vez no sea malo. Además no es lo único que comparto con él, también nos une una resignada fascinación por la belleza.

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas?
Y aun si de repente algún ángel me apretara contra su corazón,
me suprimiría su existencia más fuerte.
Pues la belleza no es sino el principio de lo terrible,
lo que somos apenas capaces de soportar,
lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos.                                   Todo ángel es terrible.        

RILKE      

Voice Over

Siempre he defendido que el lenguaje cinematográfico puede encerrar tanta intensidad narrativa como existe en una buena novela. A veces, y en manos de un buen director, incluso más. Y me gusta comprobar que todavía hay directores capaces de utilizar ese lenguaje sin emplear subrayados innecesarios, sin recurrir a lo explícito; sin considerar que quien mira la pantalla es un estúpido. Es la savia del arte que se renueva, nombres todavía poco conocidos que recogen el testigo de los clásicos y nos hacen concebir esperanzas de que el cine, después de tanta trivialidad, seguirá siendo hermoso.

Voice Over es un cortometraje que acaba de ser nominado al Goya, un guión de Luiso Berdejo que ha llevado a la pantalla Martín Rosete; es una pieza de relojería, un puzzle maravilloso y delicado que merece la pena ver y admirar. Sorprende su final, pero no hay ofensa en ese artificio, sólo es un premio a la complicidad que se establece entre el autor y el espectador.

Gonzalo Ugidos

Tengo el privilegio de contar con la amistad del periodista y escritor Gonzalo Ugidos, ciudadano del mundo y cronista de la historia de la cultura; nos presentó Pilar Algarra hace algo más de cinco años, y desde entonces, he compartido con él buenos ratos, grandes vinos e interesantes conversaciones sobre los libros y sobre la vida, sobre lo que hemos escrito y lo que nos queda por escribir. Ha sido el presentador de mis tres novelas. Más abajo podéis vernos juntos en la de El fotógrafo de cadáveres, en La casa del libro de Madrid, donde Gonzalo trenzó un discurso redondo, emotivo y certero.

Vivimos tiempos de escaso reconocimiento a quien de verdad lo merece, pero nunca me ha gustado nadar a favor de la corriente, y menos a favor de esta corriente vulgar que se está llevando la buena literatura y las buenas costumbres a los desagües. Gracias, Gonzalo, no me importa alabar aquí tu talla intelectual y tu sentido de la amistad.

Playa de Ákaba

La playa de Ákaba, en la actual Jordania, es el lugar al que llegó T. E. Lawrence el verano de 1917 tras atravesar el hasta entonces infranqueable desierto de Nefud. Pero también es el nombre de una editorial que acaba de nacer, una aventura admirable de Lorenzo Silva, Noemí Trujillo y Lorenzo Rodríguez Garrido que pretende dar voz a esos autores de talento que no consiguen entrar en los circuitos comerciales y que tampoco quieren pagar por una autoedición.

Las grandes editoriales tienen una estructura rígida; sólo apuestan por escritores ya consolidados o por periodistas que tienen la promoción asegurada en sus propios medios. Esto hace que gran parte de la producción literaria de calidad quede fuera del mercado.

La tarea es encomiable y valiente, tanto como aquel épico viaje de Lawrence, y desde aquí quiero transmitirles a los tres, y a su colaboradora Pilar Lucas, mi simpatía y mi apoyo.

http://playadeakaba.com/

Francisco Umbral

Conocí a Francisco Umbral en 2007, en el Hospital Montepríncipe; él sufría con resignación los últimos zarpazos del cáncer, y yo era uno de los médicos que lo atendía. El Umbral que yo conocí ya no era altivo, ni iracundo, pero conservaba intactas su ironía y su brillantez. Umbral me gusta mucho más como columnista que como novelista, aunque considero Mortal y rosa una obra de una rara belleza, una elegía sublime.

En aquellas conversaciones, que tanto tuvieron de postrimerías, no sólo hablamos de literatura, pero como diría Michael Ende, «esa es otra historia».

Yo había terminado el manuscrito de Apología de Venus, y le pedí que lo leyera, y que si le gustaba, que por favor me escribiera un prólogo.

-Mándeme el libro a casa, doctor -me dijo-, ya sabe que éste es un país libre.

Así lo hice, pero lamentablemente, Paco Umbral falleció unas semanas más tarde. Un par de meses después coincidí en el hospital con la extraordinaria María España, su mujer. Me dijo que el manuscrito de Apología de Venus se había quedado sobre su mesa de trabajo, aún sin empezar.

Cuando al año siguiente Pilar Algarra aceptó publicar mi novela en Efecto Violeta le dije que no quería prólogo, pues la novela llevaría ya siempre el prólogo invisible que no le dio tiempo a redactar a Umbral.

La fiera literaria

No suelo frecuentar blogs literarios, ni páginas específicas de literatura, pero reconozco que hay una excepción: La fiera literaria. Encuentro mucha lucidez en su crítica feroz pero bien razonada, en su apuesta irreductible por la buena literatura, en su independencia. No les gustan las novelas mal escritas, pero toleran aún peor las operaciones de mercadotecnia al servicio de las ventas, el elogio de los medios a los presuntos genios que invaden las mesas de novedades y los premios literarios difíciles de justificar.

No creo que Javier Marías, Almudena Grandes, Lucía Echevarría o Rosa Regás compartan mi morbosa afición por leer esa página, pero yo os dejo aquí el enlace, por si queréis entrar en la selva.

http://www.lafieraliteraria.com/

El fotógrafo de cadáveres

Mi tercera novela, El fotógrafo de cadáveres, ha sido publicada en 2012 por Plataforma Editorial, la joven pero pujante editorial de Jordi Nadal. Está ambientada en 1914, durante el inicio de la Primera Guerra Mundial.

La figura histórica de los fotógrafos de cadáveres ha sido hoy olvidada, tal vez voluntariamente, pero su existencia fue un hecho normal a principios de siglo, cuando los largos tiempos de exposición de aquellas primeras cámaras convirtieron a los muertos en unos modelos fotográficos inestimables.

La novela narra en paralelo la historia de Stefan Adler, un fotógrafo vienés contratado por las damas de la Cruz Roja para retratar a los cadáveres de los hijos de la alta sociedad austriaca y la de Arthur Klammer, un joven soldado, nihilista e introvertido, que se ve obligado a participar en una guerra que no comprende. En la guerra que retrato no hay redención, ni purificación, sólo un dolor intenso e injustificable en medio del cual mis dos protagonistas conviven con sus propios conflictos y evolucionan por separado hacia una inevitable confluencia.

Presentación del blog

La máscara literaria hace referencia al primer título de narrativa  que publiqué, La máscara de mi piel, en 2003, una colección de mis primeros relatos. Fue en «Ediciones del Primor», la valiente editorial de mi buen amigo José Luis Zúñiga, al que tanto habría gustado ver nacer este blog. Quiero dedicarle a su memoria esta primera entrada, por su inmenso amor a la literatura, y por la ayuda que nos brindó a tantos escritores primerizos.

José Luis Zúñiga sólo publicaba a autores desconocidos, era un romántico que trabajaba a contracorriente, que arriesgaba sólo siguiendo su instinto.

Mi nombre es Julio Castedo, autor de las novelas El jugador de ajedrez, Apología de Venus y El fotógrafo de cadáveres.

En este blog voy a publicar comentarios propios y ajenos sobre literatura, novedades editoriales, propuestas, recomendaciones, y todo aquello que pueda interesar a los amantes del buen gusto literario.